Contexto social

Sin duda, la mayor preocupación en este ámbito es la reducción de la brecha de ingresos. El coeficiente Gini (medida de desigualdad de ingresos) de China pasó de 0,412 en 2000 a 0,61 en 2010. El llamado Libro Azul de la Academia de Ciencias Sociales de China advierte en su última edición de que los conflictos sociales serán cada vez más numerosos, variados y complejos, destacando tres causas clave: las expropiaciones de tierras y demoliciones de casas, la contaminación ambiental y las disputas laborales.  Pese a que los ingresos de la población están aumentando (por encima del 10%, con una media estimada del 13% anual para el periodo 2011-2015), los niveles siguen siendo  ínfimos.

A ello debemos unir un régimen laboral mayoritariamente abusivo. Por tanto, para afrontar este problema es indispensable actuar a la vez en varios dominios, aumentando en paralelo los derechos relacionados con las prestaciones de desempleo, la extensión del sistema de pensiones, de la asistencia médica, del acceso a la vivienda, etc.  De igual modo, la situación de la población inmigrante en materia social no es menos importante, ya que es imposible avanzar en la solución del problema social en China sin resolver los déficits de acceso a los servicios públicos y de integración que plantea este segmento demográfico. Y ello exige soluciones igualmente para el hukou o tarjeta de residencia. Se trata de un problema que se irá agravando en paralelo a la urbanización, que de aquí a 2030 podría afectar a 2/3 de la población, con las dosis añadidas de exigencia de respuesta oficial en materia de servicios sociales, recursos fiscales, etc., y también respuestas políticas para las demandas de una clase media (600 millones de personas en 2020) que tiende a afianzarse no solo desde el punto de los ingresos percibidos sino también como agente dinamizador de la reforma a despecho de los intereses gubernativos.

El contraste entre una población rica minoritaria y una población pobre (128 millones de personas), evidencia la profundidad del drama social y el mayor fracaso del “socialismo con peculiaridades chinas”. A estos problemas, se sumaron el pasado año 2012 otros debates como  el retraso de la edad de jubilación hasta los 65 años, el progresivo envejecimiento de la población (en 2050, el 31% de la población tendrá 60 o más años), la tragedia de los accidentes laborales (casi 2.000 en las minas de carbón aunque han descendido),  y la conjugación de negligencia, falta de control y corrupción. Sin embargo, mejor ha evolucionado la situación en materia de seguridad alimentaria, aquejada de numerosos escándalos.

Las redes sociales han proporcionado voz a numerosos problemas, impidiendo el simple ocultamiento de muchas contradicciones. Los internautas se erigen como expresión principal, a pesar de los controles con el argumento de preservar la vida privada en la Red. También los medios de comunicación parecen haber iniciado el tiempo de un mayor compromiso con la denuncia pública, retroalimentándose mutuamente.

Derechos humanos

Por lo que se refiere a los derechos humanos, se han enfatizado las mejoras introducidas en la legislación para proteger los derechos de los detenidos, especialmente prohibiendo la confesión mediante tortura. La reforma de la ley de procedimiento criminal, sigue considerándose todavía abusiva. Por otra parte, la exigencia de juramento de lealtad al país, al pueblo y al PCCh de los letrados, ha sido objeto de una severa contestación.

Otra reforma importante se ha producido en el ámbito penitenciario ya que los beneficios de las empresas carcelarias han dejado de ser la principal fuente de financiación de dichos centros. Asimismo, ha ganado visibilidad el debate sobre la reforma del sistema de “reeducación en campos de trabajo”.

Ante el desmentido que refleja esta realidad, de poco valen los compromisos enunciativos, los anuncios de nuevos planes nacionales para la mejora y protección de estos derechos, el diálogo con la UE y EEUU en este orden, etc., cuando la exigencia de avances concretos y palpables es equiparada a excusas para desestabilizar el país.

Indicadores.

Libertad de la prensa:

Refleja el grado de libertad que gozan los periodistas, los medios de comunicación y los internautas, así como los medios utilizados por los Estados para respetar y hacer respetar esa libertad.

Clasificación mundial (de Reporteros Sin Fronteras): 173/179

Evolución: 1 lugar arriba comparado a 2011

 mapa libertad de prensa

Fuente: Clasificación mundial de la libertad de prensa 2013, Reporteros sin fronteras

Libertad Política e individual

Mide el grado de libertad a través de dos grandes categorías: la libertad política y las libertades individuales.

Clasificación: No libre

Libertad política: 7/7

Libertades individuales: 6/7

 mapa libertad

Mapa de la libertad 2013. Fuente: Freedom House

Libertad económica

Toma en cuenta diez componentes agrupados en cuatro grandes categorías:

– El estado de derecho (derechos de propiedad, el nivel de corrupción);

– El rol del Estado (la libertad fiscal, el gasto del gobierno);

– La eficacia de la normativa (la libre empresa, la libertad de trabajo, la libertad monetaria);

– La apertura de los mercados (libertad comercial, libertad de inversión y libertad financiera).

Nota:

51,9 /100

Posición: Mayormente no libre

Clasificación mundial: 136/177

Clasificación regional: 29/41

 

Fuentes y bibliografía:

– Polítca China 2013. Informe Anual. Observatorio de la Política China. http://www.politica-china.org

http://www.comercioexterior.banesto.es

– Vergalito, E., Derechos humanos en China: un análisis exploratorio del discurso oficial reciente. Asociación Latinoamericana de Estudios de Asia y África. XIII Congreso Internacional de ALADA. 2011.

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