Contexto económico

Coyuntura económica

China es el primer país exportador y la segunda potencia económica del mundo. Junto a ello, posee las reservas de cambio más altas mundialmente. Sin embargo, la recesión mundial de 2008 ha interrumpido el ritmo de crecimiento constante que había emprendido, y se han manifestado los límites de un crecimiento enfocado esencialmente en las exportaciones. Como consecuencia de la desaceleración económica mundial y la baja de los intercambios, el crecimiento chino se ha contraído en 2012 hasta un 7,8%, sostenido únicamente por la fuerte demanda interna. Según las previsiones, el crecimiento se mantendrá en torno a 8% en 2013.

Desde marzo de 2001, la política económica del gobierno otorga ahora prioridad al desarrollo social sobre el desarrollo económico y pretende reducir la dependencia con respecto a las inversiones privadas. En este Plan Quinquenal se hace hincapié en el apoyo al consumo interno, en el reequilibrio de la estructura de la economía en favor de los servicios y en  la liberalización del sector financiero. Para aliviar a las empresas y a las colectividades locales, que se endeudaron debido a la política de rigor monetario establecida para luchar contra la inflación y el sobrecalentamiento de finales de 2010, el gobierno facilitará el acceso al crédito. El desarrollo del mercado nacional de obligaciones también se percibe como una forma de lucha contra la financiación en el mercado informal. Ante la desaceleración económica mundial, el gobierno ha privilegiado los gastos en infraestructura para sostener el crecimiento económico. Para 2013, el presupuesto prevee un aumento de los gastos, y hace hincapié en el apoyo a la urbanización y a la demande de los consumidores. En este contexto, el gobierno ha pronosticado un aumento del déficit presupuestario en 50% –este alcanzaría 2% del PIB, contra 1,6% en 2012-. Además, se han decidido medidas para reforzar el control de la deuda de los gobiernos locales y poner fin a los financiamientos irregulares.

Todavía existen grandes diferencias entre los niveles de vida de la ciudad y el campo, entre las zonas urbanas de las costas de China y el interior y el oeste del país, así como entre las clases medias urbanas y los olvidados por el crecimiento. Estas desigualdades las cuales suponen uno de los grandes problemas a los que el gigante asiático se enfrenta,  preocupan cada vez a las autoridades chinas y a los inversores. Si bien la pobreza ha disminuido considerablemente en China, sigue afectando a casi el 10% de la población (esto es, más de 120 millones de personas), que vive con menos de 1 dólar al día.

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 Principales sectores económicos

La economía de China, está dominada principalmente por los sectores manufacturero y agrícola.

La agricultura emplea a más del 40% de la población activa y aporta alrededor del 10% del PIB, pese a que solo el 15% del territorio chino (es decir, 1,2 millones de km²) es cultivable; el país ocupa el primer lugar en la producción mundial de cereales, arroz, algodón, patatas, té, etc.. En cuanto a ganadería, China domina la producción ovina, porcina y de especies marinas. En este contexto, se han elaborado una serie de planes para modernizar, diversificar y volver más productivo a esta parte del sector.

La minería desempeña también un papel importante en la economía china, ya que cuenta con un subsuelo rico en recursos energéticos. El país asiático tiene grandes reservas de carbón (primera fuente de energía del país), que representan  dos tercios del consumo total de energía primaria. Además, China es el líder mundial en la producción de ciertos minerales como el estaño, hierro, oro, fosfatos, zinc o titanio,  y tiene importantes reservas de gas y  petróleo,  siendo de este último el quinto productor del mundo con 3,8 millones de barriles.

Los sectores de la industria manufacturera y la construcción aportan casi la mitad del PIB de China. El país se ha convertido en uno de los destinos favoritos para el traslado de unidades manufactureras mundiales a causa del bajo coste de la mano de obra (pese a estar en aumento en los últimos años). La emergencia económica ha coincidido principalmente con el desarrollo de un sector manufacturero competitivo y orientado a la exportación. Más de la mitad de las exportaciones chinas son realizadas por empresas con capital extranjero. Su participación en el valor agregado sectorial varía según el sector: desde más del 60% para la electrónica hasta menos del 20% para la mayoría de los bienes intermedios. El sector estatal todavía contribuye aproximadamente con el 40% del PIB.

El sector  que se ha quedado tras ha sido el de servicios. Obstruido por los monopolios públicos y las regulaciones restrictivas, la cuota del sector terciario en el PIB se eleva a más del 40% del PIB y emplea un tercio de la población activa.

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Las cartas marcadas de china: claves de la economía China

Tal y como el economista  Julian Pavón relata en “China ¿Dragón o parásito? ¿Quien se ha llevado mi empleo?”, estamos asistiendo a un periodo de profunda transformación (cambios tecnológicos, sociales, económicos y geopolíticos), siendo el más importante –tal y como Pavón lo denomina- el despertar del “dragón chino”. China ya está aplicando su modelo de expansión económica. ¿Su fórmula? la expansión parasitaria. ¿Su estrategia? La “esponja”. De esta manera, China se está dedicando  a vender, por el resto del mundo, productos chinos fabricados por chinos en China. Así, los recursos Occidentales van siendo absorbidos e incorporados a China.

China ya no es sólo la fábrica del mundo, sino que también se está convirtiendo en banquero del mundo, ya que, a parte de comprar participaciones en empresas estratégicas Occidentales, está adquiriendo la deuda pública de los países más importantes, como por ejemplo EEUU.  El aspecto más importante de todo esto es que lo ha hecho pasando desapercibido. No podemos olvidar, además, que China está preparando su “reinado” en un contexto en el que el planeta crece en mil millones de personas cada doce años, y más de un tercio de este aumento poblacional está en China e India.

En este cambio de era que estamos viviendo, la revolución tecnológica será determinante para la “Era del Dragón” ya que contribuyen a potenciar el control social y político internos en China y la están convirtiendo en gran potencia en este tipo de mercado.

Con todo esto, tenemos un ejemplo de que progreso económico y democracia no siempre van de la mano, ya que China, con un comunismo de mercado se está convirtiendo en la superpotencia del siglo XXI, aunque con ello sacrifique sus libertades individuales. Su economía ha pasado de ser la décima mayor del mundo en los 90 a ser la segunda al finalizar el 2012, siendo solo superada por la estadounidense.

Sin embargo, si China está ganando la partida a Occidente es porque esta jugando con las cartas marcadas:

La carta social: Es el país más eficiente a nivel global fundamentalmente en base al coste bajo de su mano de obra. El problema radica en que para lograr esto nos encontramos con unas duras condiciones laborales que rozan la esclavitud, lo que al final se traduce en una competencia desleal hacia otros lugares del planeta, donde la legislación laboral es más estricta.

El salario medio de de los trabajadores chinos está entre el 40%  y el 80% (dependiendo de los sectores) de los salarios medios de Estados Unidos y Europa. Junto a esto añadir que en China no hay libertad de asociación, ni pueden constituirse sindicatos para defender sus derechos, ni hay un máximo de horas que limita las jornadas, etc. Además, la duración del horario semanal de trabajo en China es prácticamente el doble del de Estados Unidos.

Esto se completa con la falta de libertades políticas, de las que el rígido control de internet es una muestra fehaciente. La última decisión con la que nos han sorprendido las autoridades chinas de prohibir a los medios de comunicación locales citar noticias no autorizadas publicadas por corresponsales o páginas web extranjeras, no ayuda a mejorar esta situación precisamente.

Carta monetaria: El país asiático ha venido recurriendo a la devaluación artificial de su moneda, el yuan, para favorecer así las exportaciones de sus productos y servicios, logrando además acumular reservas en divisas extranjeras, lo que de nuevo podemos interpretar como una competencia desleal hacia el resto del mundo. China esta descapitalizando artificialmente al resto de países, después del favor que se le hizo al incorporarla sin contrapartidas a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001.

–  Carta ambiental: China es el país más contaminante del mundo con un sistema energético basado en el carbón. En su carrera expansiva, este problema y el de la seguridad alimentaria aumentan según las previsiones. Respecto a este asunto se pronunció recientemente el propio primer ministro chino, Li Keqiang, quien en una conferencia de prensa celebrada al poco de acceder a su cargo, se comprometía a tratar en lo sucesivo los asuntos medioambientales y de seguridad alimentaria “de una manera más pública y transparente”, así como a mejorar el modelo de desarrollo económico del país para que el pueblo “goce de aire limpio, agua potable y alimentos seguros”. En este contexto, muchos piensan que compatibilizar esta declaración de intenciones con un crecimiento anual acumulado del 7,5 por ciento durante la próxima década parece  un reto complejo.

Carta tecnológica: la propiedad intelectual e industrial en China no está controlada como los exigen las democracias occidentales por lo que se permite a las empresas copiar impunemente tecnología desarrollada en otros países, mejorándola. N este contexto no sólo se habla de tecnología, sino de todo.

Carta Política: El comunismo de mercado que practica China, régimen de no libertades es más eficiente que  la democracia de mercado desde el punto de vista de la eficiencia económica. Solo hay que considerar el gasto de recursos que conllevan las primarias estadounidenses y el largo proceso electoral que conlleva elegir a un presidente con el proceso de elección del próximo presidente chino. El proceso jerarquizado y dictatorial de toma de decisiones en China es sin duda más eficiente que los procesos  inherentes a la democracia, pero el coste de la eficiencia es la libertad.

Carta demográfica: China supone, junto a la India, un tercio del crecimiento poblacional. Es evidente que, en este contexto aumente la preocupación por las reservas energéticas, alimentarias, de agua y minerales, que pueden agotarse a estos espectaculares ritmos de crecimiento poblacional. En cualquier caso, si no se agotan, se harán inevitable y progresivamente  más escasas, y con ello su precio subirá y con ello la preocupación por el abastecimiento.

China ya está tomando medidas. Los bancos propiedad de China prestaron más dinero  a países en desarrollo que el Banco Mundial. Lo que hace con ello es absorber recursos. Si hay un sector que ilustra a la perfección los problemas derivados de la enorme succión de recursos de un país que supone el 20% de la población mundial, distribuida en un territorio de casi 10 millones de kilómetros cuadrados, y creciendo a un ritmo del 10% anual, es el de las materias primas. Estas tienen una triple dimensión: materias primas agrícolas, materias primas energéticas y materias primas minerales.

 

Debilidades del crecimiento económico chino

Sin embargo, en este contexto de expansión económica, china cuenta todavía con grandes debilidades:

– Vínculos Intrarregionales. A Asia le cuesta construir  el tipo de vínculos habituales de la Unión Europea. En realidad sigue pareciendo más probable que las grandes potencias Asiáicas como India, China y Japón entren en guerra el uno con el otro a que trabajen conjuntamente para crear  instituciones en común.

– Posibles cargas sociales a causa de  una población que envejece rápidamente y  por el resultado de la política de “un hijo”, antes de que pueda ser lo suficientemente rica como para crear un sistema de bienestar a gran escala.

– Malestar  político

– Desigualdad  regional:

– En ingresos: las zonas rurales del país, las cuales viven con menos de 300 dólares al año, parecen vivir en otro mundo en comparación con las deslumbrantes ciudades costeras del este y del sur, donde los ingresos per cápita pueden superar los 7000 dólares.

– Degradación medioambiental. Las zonas rurales son las principales afectadas de los efectos medioambientales.

-Corrupción gubernamental causada por las desigualdades

Todo lo anterior está causado numerosos  “incidentes multitudinarios”, localizados mayoritariamente en  las zonas rurales. En este contexto, este tipo de dictaduras se hayan mal adaptadas a estas de protestas y también a las crisis medioambientales. La principal causa es que para subsanar estos problemas habría que descentralizar el poder político para que la población sienta que sí tiene participación en las decisiones que se toman en su propia tierra.

Pese a ello, especialistas como el economista jefe de Standard Chartered en China,  Stephen Green, opinan que las diferencias en el desarrollo económico de las distintas regiones del país asiático podrían convertirse en un fuerte motor de crecimiento económico.

– El nacionalismo: provoca que este tipo de dictaduras no  se conviertan en economías tan dinámicas como la de Estados Unidos.

– En mundo todavía sigue confiando en occidente. Solo las naciones Occidentales tienen los medios y el deseo de trabajar a favor de los intereses comunes globales (seguridad internacional, derechos humanos, seguridad en alta mar, sistema de comercio liberal y otros), a diferencia de países como China, India o Japón.

Fuentes y bibliografía:

– Aguado, F., Cantalapiedra, M. “Las claves de la economía china”. Cinco Días.  19/4/2013.

– Pavon, J. China ¿Dragón o parásito?¿Quien se ha llevado mi empleo?. Pltaforma Actual. Barcelona 2012

http://www.chicit.cl

China poder y fragilidad. Vanguardia Dossier. Número  40. Julio/Septiembre 2011.

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